Plaza Ponce de León.
Comenzamos la visita por las plazas en ésta que toma su nombre por la casa palacio de los Ponce de León, del siglo XIV, que se conserva hoy día en un estado muy reformado. Se puede visitar, aunque lo hemos dejado para otra ocasión.
Los Ponce de León llegan a Sevilla tras la conquista de la ciudad por Fernando III en 1248, y por la ayuda a éste en la toma de diferentes ciudades, el rey les entregó una serie de casas situadas cerca de las murallas, entre la calle Sol (que conserva su nombre), y la calle Luna (hoy Escuelas Pías).
Estatua de Ponce de León en San Telmo.
Plaza de San Leandro.
Es una plaza de forma triangular a la que llegan las calles Alhóndiga, Zamudio e Imperial, y se extiende hasta la esquina entre Francisco Carrión Mejías y Cardenal Cervantes.
Conocida así desde que en 1369 se instalaron en una edificación las monjas agustinas. En ésta plaza se tiene constancia que ya en 1853 la presidía una fuente de hierro, pero no es hasta 1966 cuando acoge la famosa fuente “viajera” de Sevilla: La Pila del Pato.
Recordemos que La Pila del Pato se realizó en 1850 para la Plaza de San Francisco:
En 1885 se traslada bajo las dos columnas norte de La Alameda de Hércules:
En 1940 pasa al Prado de San Sebastián, en lo que son hoy los aparcamientos de los Juzgados de Sevilla, que aún no existían y por ello la fuente quedaba integrada en la Feria de Abril:
Es entonces cuando la inmortaliza El Pali es sus famosas sevillanas: “… en la Pila del Pato te he conocio… y contaba los noventa y tantos lunares del vestido”.
Y ya en 1966 es trasladada a la Plaza de San Leandro, ¿último enclave?
Plaza de San Ildefonso.
Aquí se ubica la Iglesia de mismo nombre, cuya construcción se inició en 1794, siendo terminada en el año 1841, según proyecto de Julián Barnecilla, ejecutado por el también arquitecto José Echamorro.
La iglesia responde al estilo neoclasico propio del momento y se plantea con una especial monumentalidad, dentro del casco histórico de la ciudad.
Exteriormente destacan su portada principal flanqueada por dos altas torres gemelas, y una hornacina con la imagen del titular en la parte central sobre el que se alza un frontón curvo partido para alojar las insignias del santo.
El interior consta de tres naves, con crucero y presbiterio. En la Capilla Mayor se sitúan tres hornacinas, con San Ildefonso en el centro y San Pedro y San Pablo en los laterales.
Templete neoclásico realizado en jaspe con cuatro columnas que sostienen una cornisa redonda cubierta por una cúpula, obra de José Barrado de 1841, que contiene una imagen de la Inmaculada, anónimo del siglo XVIII.
Ubicada a los pies del templo, en el que se encuentra el relieve de las Dos trinidades, de Martínez Montañés realizado en 1609.
De estilo neoclásico con añadidos posteriores, realizado para la Hermandad de los Sastres, lo preside una interesante imagen de Nuestra Señora de los Reyes, obra de autor anónimo del siglo XVI.
Plaza del Cristo de Burgos.
La Plaza del Cristo de Burgos cambió de nombre en varias ocasiones. Era conocida en 1665 por la Plaza de los Descalzos Trinitarios, tomando su nombre del desaparecido convento de los Trinitarios Descalzos ubicado en esta plaza. En 1858 se la denomina Plaza del Príncipe Don Alfonso y con la primera republica, Plaza de Argüelles. En 1938 por su proximidad con la Iglesia de San Pedro recibió el nombre de Ntra. Señora del Pilar hasta que en 1951 se la denomina Plaza del Cristo de Burgos.
Así mismo las dimensiones de la plaza eran mucho más reducidas en un principio, ya que la mitad que quedaba frente a San Pedro correspondía a la antigua fábrica de tabacos hasta 1840, cuando con la nueva construcción en el Prado de San Sebastián, se decide ampliar la plaza al tamaño actual.
La plaza ha sido restaurada recientemente. Presenta forma rectangular en la se observan tres espacios. En el centro de la plaza se levanta un monumento sobre pedestal de piedra al guitarrista Manuel Serrapí Sánchez, “Niño Ricardo”.
Son también a destacar los cuatro magníficos árboles magnolios en las esquinas de la plaza, traídos desde el Parque de María Luisa en 1925.
Plaza de la Alfalfa.
La plaza nació al derribarse en 1820 el gran edificio de las Carnicerías, edificado en 1545, que era el matadero y principal abastecedor de carne de la ciudad. Al desaparecer, la pequeña plaza del mercado del forraje y del vino que se encontraba en la zona entre Obreros y Huelva, se vio agrandada, recibiendo el nombre de plaza de la Alfalfa.
El antiguo mercado de animales, pero ya de forma muy reducida, sobrevivió hasta casi nuestros días, ya que en 2005 quedó prohibido por el peligro de la gripe aviar.
Con el transcurrir de los tiempos y hechos históricos, en ella se han sucedido los cambios de denominación: plaza del Infante don Fernando, de Mendizábal y del General Mola. Nada ha afectado a su primer nombre popular, pues desde que se recuerda, todo el mundo la ha llamado Plaza de la Alfalfa, independientemente del nombre que rezase en el rótulo.
Plaza de San Isidoro.
Donde se sitúa la Iglesia Parroquial del mismo nombre, en una de las cotas más elevadas de la ciudad. Pertenece al grupo fundadas inmediatamente después de la conquista de la ciudad, de estilo gótico-mudéjar, construida a mediados del siglo XIV.
Por su privilegiada ubicación en el centro urbano hispalense, la iglesia parroquial de San Isidoro disfrutó de una numerosa y activa feligresía que impulsó la creación de capillas en el templo y disfrutó de numerosas donaciones. Fueron vecinos de la colación, figuras tan ilustres como Miguel de Cervantes y Bartolomé Esteban Murillo.
La torre, situada en el lado de la Epístola, responde prácticamente en su totalidad, a una profunda readaptación al estilo barroco efectuada a mediados del siglo XVIII. Quizás el único resto mudéjar que conserva sea una escalerilla de caracol con bóveda de aristas. Se encuentra decorada con azulejos en los que se representa a San Isidoro y San Leandro, fue levantada por el arquitecto Francisco Jiménez Bonilla en 1752.
Plaza de la Pescadería.
En la parte más alta de la Cuesta del Rosario nos encontramos ésta plaza, que junto con la Plaza de la Alfalfa conformaban uno de los conjuntos arquitectónicos más bonitos y singulares de la ciudad.
En la Plaza de la Pescadería tenemos un pequeño pero coqueto homenaje a una de nuestras políticas republicanas que más lucharon por la libertad de las mujeres y por la igualdad de oportunidades: Clara Campoamor.
Aunque su posición política de derechas le trajo más que un quebradero de cabeza en el seno de los partidos liberales, mantuvo su posición en defensa de la mujer hasta el final de sus días.
Pero es el aljibe romano encontrado en este punto, de incalculable valor, en cuanto a restos hallados en el centro de la ciudad. Ya que toda esta zona de la Alfalfa corresponde a la situación del antiguo foro romano de Hispalis, de ahí que en la zona aparezcan multitud de restos que no siempre son estudiados y catalogados, como ocurre con éste aljibe, que nunca llega el día en que pueda ser visitado.
Plaza del Pan.
En los siglos medievales se la denomina San Salvador, por la inmediata colegial del mismo nombre. También fue conocida como Debajo de San Salvador, o simplemente Abajo.
En el siglo XVII hace aparición su nuevo topónimo, la Plaza del Pan, debido a que en ella se situaban los puestos de venta de pan. Ya en 1914, y debido a una petición de los vecinos se la denominará Plaza de Jesús de la Pasión, en clara referencia a la imagen de mismo nombre que alberga la Iglesia del Salvador.
Imágenes antiguas de la Plaza del Pan, con la espalda de El Salvador, y con la Virgen de las Aguas en procesión.
La plaza tiene forma trapezoidal con la base más ancha hacia Alcaicería y más estrecha en la desembocadura de la Cuesta del Rosario. Lo que ha caracterizado a esta plaza durante siglos ha sido su valor de centralidad y al estar ubicada en un espacio estratégico, entre la que fuera mezquita aljama y la alcaicería, una de cuyas puertas daba a la plaza.
Aún se conservan las antiguas columnas de los soportales dentro de algunos comercios.
Desde el siglo XIV, en que aparecen los primeros datos sobre este espacio, está relacionado con una actividad comercial que mantendrá durante siglos; de un lado el mercado del pan, y de otro, de pescado, frutas y de otros artículos de primera necesidad.
Azulejo que recuerda la mención de ésta plaza en una novela de Cervantes.
Plaza de El Salvador.
Actualmente transformada en un espacio de uso eminentemente peatonal, la plaza queda presidida por su lado Este por la gran fachada barroca de la Iglesia del Salvador, la segunda más grande de Sevilla y que aparece ocupando prácticamente la totalidad de la manzana -excepto algunos locales comerciales adosados a ella a su alrededor- en el solar donde en época musulmana se levantó la primera gran Mezquita Mayor de la ciudad. Se sabe que una parte de esta céntrica plaza fue usada como cementerio hasta el siglo XVI, quedando sin urbanizar durante siglos, hasta que a mediados del siglo XIX se decide su remodelación.
Varios son los hitos urbanos que aquí se pueden contemplar, siendo sin duda el de mayor interés la propia iglesia del Salvador, un templo barroco de excelente factura arquitectónica y de una enorme riqueza artística interior de valor incalculable.
Frente a él se levanta la fachada de otra iglesia barroca interesante, la del antiguo Hospital de la Paz, que no obstante queda eclipsada por la grandiosidad de la anterior.
Interesantes son también los soportales sobre columnas de piedra junto a esta pequeña iglesia, recuerdo de cómo pudo ser el aspecto urbano de gran parte de la ciudad en siglos pasados.
Y como elemento no arquitectónico de la plaza, destaca el monumento que conmemora la obra de uno de los artistas más universales que han trabajado en la ciudad de Sevilla, el Alcalaíno Juan Martínez Montañés, portando entre sus manos una reproducción de sus "Inmaculadas"; que podemos admirar en la primera foto.
Plaza de San Francisco.
La Plaza de San Francisco de Sevilla es uno de los espacios más antiguos y emblemáticos de la capital.
En esta plaza se celebraron los famosos autos de fe de la Santa Inquisición, las diversas fiestas de toros y cañas, y al igual que en la actualidad constituía uno de los lugares principales en la conocida como carrera oficial de las procesiones de Semana Santa y Corpus Christi.
Fachada inacabada posterior del Ayuntamiento.
Como ya viene siendo habitual en nuestro recorrido por las plazas, la historia ha dado muchos nombres a esta plaza: Constitución, Isabel II , Libertad, Falange Española… hasta que, finalmente en 1980 recupera el de "Plaza de San Francisco", nombre que se conserva actualmente.
Antigua Audiencia, hoy cede de Caja Sol.
En esta plaza se encuentran varios importantes edificios de la ciudad, algunos de ellos muy representativos y del máximo interés histórico, cultural y social: fachada inacabada posterior del Ayuntamiento de estilo plateresco de 1561, Antigua Audiencia, la esquina del Bar Laredo, Banco de España, y la más reciente ubicación frente al Banco de la antigua Fuente de Mercurio.
Banco de España con la fuente de Mercurio delante.
Plaza Nueva.
Conocida como "laguna de la Pajería", era un humedal en la Edad Media, cuyas aguas, de un brazo del río Guadalquivir, procedían de la calle Sierpes y tenían salida por la avenida de la Constitución. Con la ampliación almorávide de la muralla se accedía a ella por la puerta de los Alfareros.
Tras su desecación se convertiría en un cementerio, y en el siglo XIII se afincarían en este terreno los frailes franciscanos, quienes por sucesivas ampliaciones acabarían construyendo una casa conventual de enormes dimensiones, mucho mayor al actual perímetro de la plaza.
Fachada principal del Ayuntamiento.
Ésta plaza también sufre un peregrinar de nombres; Libertad (1868), República (1873), República Federal (1873) y San Fernando (1875), fue en 1931 cuando definitivamente se la denomina como Plaza Nueva.
Plaza Nueva, sin Kiosko de música ni estatua de San Fernando.
La Plaza Nueva se sitúa sobre parte del solar de lo que fue el primitivo convento Casa-grande de San Francisco. Tras la ocupación francesa, como ocurrió con muchos otros edificios de la ciudad, el convento sufrió numerosos destrozos y tras varios intentos de rehabilitación, con la desamortización de 1835 se detuvieron las obras. Lo único que queda de los restos arquitectónicos del convento son la Capilla de San Onofre y el arquillo de estilo renacentista de la Plaza de San Francisco.
Tras su desecación se convertiría en un cementerio, y en el siglo XIII se afincarían en este terreno los frailes franciscanos, quienes por sucesivas ampliaciones acabarían construyendo una casa conventual de enormes dimensiones, mucho mayor al actual perímetro de la plaza.
Plaza Nueva con el Kiosko de música en medio.
El Ayuntamiento de Sevilla se comienza a construir en 1526 siguiendo las trazas de Diego de Riaño en estilo renacentista-plateresco, del que constituye un magnífico ejemplo. Su fachada principal se abre a la antigua Plaza Mayor, ante el desaparecido convento de San Francisco, al cual se accedía a través del Arquillo, que comunicaba con su compás.
Foto antigua de la actual estatua de San Fernando.
Y aquí terminamos la extensa e intensa visita por las plazas de Sevilla.
Menudo post que te has currado, es magnífico! Os dejo un enlace donde podéis leer información y ver fotos antiguas del tramo de la Av. de la Constitución entre la Pz. San Francisco y la calle Alemanes. Espero que os guste: http://goo.gl/0k5V1. Saludos.
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