sábado, 26 de noviembre de 2011

2º Visita La Judería

Grupo de los Miércoles


Grupo de los Viernes



Iglesia de Santa Cruz


Iglesia de San Nicolás


Virgen de las Nieves

viernes, 25 de noviembre de 2011

CRÓNICA 2º Visita La Judería

por el Ratón Tintero


Es en noviembre de 1248, cuando el rey castellano Fernando III conquista la ciudad de Sevilla, y con ella la segunda comunidad judía más importante de España, después de la de Toledo.
Ésta comunidad se encontraba en un recinto amurallado (murallas prácticamente desaparecidas) dentro de las propias murallas de la ciudad, que correspondería a lo que hoy es el Barrio de Santa Cruz y el barrio de San Bartolomé, con la calle Santa María la Blanca como eje que los divide.
Tras la expulsión de los judíos en 1483, la antigua judería caería en picado, hasta que a principios del siglo XIX con motivo de la Exposición Iberoamericana del 29, se decidió la reurbanización de sólo una parte, creando así lo que se conoce actualmente como Barrio de Santa Cruz.

Iniciamos nuestro recorrido en la Plaza de Refinadores, limítrofe a Los Jardines de Murillo con una simple verja, pero hasta el siglo XIX eran las murallas de la ciudad los que lo separaban.
Plaza de Refinadores.
En el centro de dicha plaza se encuentra el monumento a Don Juan Tenorio, del año 1975, con unos versos de Zorrilla de la escena del sofá en su pedestal.
Callejeando un poco, nos adentramos en la calle Cruces, encontrándonos en un primer ensanchamiento con un “calvario” de tres cruces de hierro forjado coronando tres columnas, todo ello cercado por una verja con cuatro hermosos faroles.

Plaza de las Tres Cruces.
Allí pudimos apreciar restos de fachadas pintadas de la antigua judería.
Y ya al final de la calle dos cruces más de color verde, en madera del siglo XV, empotradas en la pared.

Ostentación con ruedas de molino en las fachadas de algunas casas en la judería.
Las calles de las antiguas juderías discurren así por un laberinto de calles estrechas y callejones para librarse del sol abrasador del verano sevillano, creando corrientes de aire fresco, y desembocar en multitud de plazas famosas como: Plaza de los Venerables (donde está el Hospital con el mismo nombre, y donde pudo nacer Don Juan Tenorio), Plaza de Santa Cruz (con una cruz central del siglo XVII), Plaza de Doña Elvira (elegante con sus azulejos y antiguo Corral de Comedias, donde pudo ser cortejada Doña Inés), o como la que descubrimos (muchos por primera vez) a la espalda de la Hermandad de Santa Cruz, antiguo convento de los Clérigos del Espíritu Santo.
Plaza-Patio de la Hermandad de Santa Cruz.

Convento de Las Carmelitas Descalzas.
Azulejo de Santa Teresa de Jesús con motivo de su única visita a Sevilla.
Antigua casa de vecinos, hoy reconvertido en un lujoso hotel.
Puerta de la Iglesia de los Venerables.
A continuación, dando un pequeño rodeo visitamos la Iglesia propiamente dicha de Santa Cruz, cuya puerta principal se encuentra en la calle Mateos Gago.



Desde allí nos acercamos a la calle mármoles, para ver y recordar las tres columnas que aún se conservan de un templo romano y del que hablamos en la visita anterior de la Alameda de Hércules, ya que sus dos columnas de entrada procedían de aquí.


Calle Mármoles.


Después nos dirigimos a la Iglesia de San Nicolás, donde residen las veneradas imágenes de Ntro. Padre Jesús de la Salud y la Virgen de la Candelaria, que posesionan por las calles de Sevilla el Martes Santo.
Iglesia de San Nicolás.
En la misma Iglesia de San Nicolás se encuentra circunstancialmente la Virgen de las Nieves, al estar su iglesia de Santa María la Blanca sumergida en plena restauración.
Iglesia de Santa María la Blanca.

Muy cercana se encuentra la casa palaciega del ilustre filántropo Don Miguel de Mañara, benefactor de la Hermandad y el Hospital de la Caridad.
Palacio de Mañara.
El Palacio de Mañara, situado en el actual Barrio de San Bartolomé, con entrada por la calle Levíes, antigua judería de Sevilla, data de la época medieval, y es digna de mención su fachada principal con pinturas imitando sillares, así como las rejas de forja sevillana. Pero sobre todo su portada principal del año 1520, con dos columnas de órden toscano y un hermoso friso. En la actualidad pertenece a la Consejería de Cultura.

Iglesia de San Bartolomé.
Y justo a la vuelta de la esquina, nos encontramos con la Iglesia de San Bartolomé, donde se encuentra la Hermandad de la Alegría. Edificada en 1896 sobre los restos de una sinagoga judía, estéticamente responde a los cánones neoclasicistas, contando con una torre junto a la puerta principal.

Finalmente, ya en la calle Santa María la Blanca, y para acabar nuestra visita, terminamos admirando desde fuera la casa palacio de Altamira.
Palacio de Altamira.
Después del año 1391, al despoblarse la judería, pasaron éstos terrenos a manos de la justicia Mayor de Castilla, y Don Diego López de Stúñiga mandó levantar tan grandioso edificio. A partir del siglo XVI, el palacio quedó ligado al Condado de Altamira, y de sus posteriores distintos propietarios fue recibiendo obras y mejoras sucesivas hasta llegar al siglo XIX, desvinculándose de la nobleza para pasar a ser casa de vecindad en alquiler, enmascarándose así mucha de su arquitectura mudéjar.
En 1991 tuvo su última restauración pasando a pertenecer también a la Consejería de Cultura.

domingo, 20 de noviembre de 2011

1º Visita Barrio de la Alameda

El Grupo de los miércoles

El Grupo de los Viernes



Fotos del monasterio de Santa Clara




Si alguien no vio la torre de Don Fabrique

sábado, 19 de noviembre de 2011

CRÓNICA 1º Visita Barrio de la Alameda.

por el Ratón Tintero



La Alameda de Hércules, principios siglo XX.

Iniciamos nuestro nuevo curso con la visita a la Alameda de Hércules.
Creada en 1574 es considerada la alameda más antigua de España y de Europa, ya que fue tomada como modelo en muchas ciudades de todo el mundo.

Su historia comienza cuando el conde de Barajas decidió desecar el antiguo cauce de un brazo menor del Guadalquivir, que partía de la Barqueta, y atravesando todo el casco antiguo, llegaba al barrio del Arenal.
Así mismo construyó un acceso monumental con dos columnas romanas procedentes de un templo romano cuyos restos, con tres columnas más, todavía se conservan en la calle Mármoles. Sobre dichas columnas se colocaron dos esculturas realizadas por Diego de Pesquera, de Hércules (fundador mítico de la ciudad) y de Julio Cesar (restaurador de Híspalis).
No fue hasta el siglo XVIII, cuando el escultor Cayetano de Acosta realizó las otras dos columnas al otro extremo de la alameda, rematadas por leones y escudos representando España y Sevilla.

Columnas de los Leones.
En 1885 fue colocada, junto a éstas columnas de los leones, la conocida popularmente como “la Pila del Pato”, fuente “viajera” que vino de la Plaza de San Francisco y que actualmente se encuentra en la plaza de San Leandro.
A finales del siglo XIX la alameda vivió su mejor época, llena de teatrillos, quioscos y puestos, que desaparecerían tras la Guerra Civil.


La Casa de las Sirenas.
Nos centramos ahora, más o menos en el centro de la Alameda, en La Casa de las Sirenas, palacete residencial del siglo XIX de estilo francés, construido por el marqués de Esquivel, que sólo la disfrutó seis años, pasando luego por diversos dueños hasta quedar abandonada. Su estado de deterioro fue tal, que llegó a ser una auténtica ruina, con desplome de tejados, fachada sur, rejas frontales, y lo más penoso: las famosas sirenas mitológicas que franqueaban su entrada principal.
Patio interior de La Casa de las Sirenas.

Decoración interior de La Casa de las Sirenas.

Fachada posterior de La Casa de las Sirenas.
En 1992 la adquiere el Ayuntamiento de Sevilla para su reconstrucción e instalación del actual Centro Cívico del Distrito “Casco Antiguo”.


Calle Leonor Dávalos.

Junto a La Casa de las Sirenas, nos paramos a recordar la historia de la calle “Leonor Dávalos”, joven protegida de la familia Guzmán, que asistiendo a la ejecución de su señora Doña Urraca Ossorio se lanzó a la hoguera para bajarle la falda y evitar así su deshonra.
Sus cenizas fueron enterradas juntas en el monasterio de San Isidoro del Campo en Santiponce.



Claustro Convento Santa Clara.
Y ya por último visitamos el antiguo convento de Santa Clara, actualmente rehabilitado en zona para uso cultural. Se accede por una puerta que pasa desapercibida, pero a través de ella llegamos al antiguo claustro con una fuente central a distinto nivel, y a otra zona de jardines donde se ubica la Torre de Don Fabrique.

Antes de ser claustro fue el palacio de Don Fabrique, levantado en el siglo XIII, tras la reconquista cristiana, de estilo mudéjar, sirviendo como modelo para posteriores construcciones como el Alcázar. Tras la muerte de Don Fabrique, Sancho IV donó el edificio a las monjas Clarisas.
Con las recientes restauraciones se accede al refectorio, a destacar por sus hermosos azulejos, y las pinturas recuperadas de sus muros.

Reutilización antiguo refectorio para actos culturales.